lunes, 31 de octubre de 2022

Salida de Campo

Para mí el momento de comer es uno de los más sagrados, no solo por el hecho de que estoy llenando mi cuerpo de nutrientes, sino porque es momento de agradecer que hay un plato de comida en mi mesa. Últimamente ha rondado una pregunta en mi cabeza acerca de ¿cuál es el proceso de los alimentos para que terminen en mi mesa? Por esa razón decidí hacer mi salida de campo a un cultivo de zanahoria, para conocer un poco más acerca del proceso de producción de esta y a conocer sobre la vida de aquellos que hacen posible que yo pueda disfrutar de este alimento. 

Guasca es un municipio perteneciente al departamento de Cundinamarca el cual tiene una temperatura promedio de 15  y se encuentra a una altitud de 2700 metros sobre el nivel del mar, características que permiten la producción de diferentes alimentos, como la zanahoria. Por lo anteriormente dicho elegí guasca como el destino para hacer mi salida de campo, así que hice el contacto con un hacendado de la zona, quien me dio el número de Orlando. Orlando  es un campesino que se dedica a la siembra de zanahoria, así que me contacte con él y me dijo que con gusto el me mostraba parte de su rutina diaria y el proceso de sembrar la zanahoria.

 

El día esperado..

 Ya era Jueves 6 de octubre, día que acordamos con Orlando para encontrarnos. Salí de la universidad  alrededor de las 2pm y me encontré con mi amiga Valentina y una amiga de ella, Alejandra, quien nos iba a acompañar a la salida de campo. Tomamos la carretera que nos lleva hacia Tunja y luego nos desviamos hacia sopo, pasando por Briceño hasta llegar a una rotonda en donde tomamos el camino que nos llevaría a la finca de Orlando.


 (camino a la finca)


El camino que debíamos tomar era hacia las lagunas de Siecha, así que nos adentramos hacia una trocha que parecía infinita. Eran ya las 4: 30pm y por fin llegamos a la finca de Orlando, en donde salió un perrito criollo llamado Tony, un pastor alemán llamado Lucas y una oveja llamada Lupita a recibirnos. Sacamos nuestras cosas del carro y nos dispusimos a presentarnos con Orlando y con su esposa Yolanda, ellos nos recibieron muy amablemente, nos ayudaron con nuestras cosas y nos llevaron al lugar donde nos quedaríamos esa noche. Era un lugar muy humilde, pero muy acogedor. 


(Foto de Lupita.)


El clima estaba muy frio, así que  nos invitaron a la cocina para que compartiéramos un agua de panela con queso con ellos. Entre el agua de panela y el queso empezamos a charlar un poco con Orlando y Yolando y se abrieron hacia nosotras compartiendo un poco de sus vidas. Yolanda nos contó que Orlando era su segundo matrimonio, y que del primero le quedaron 2 hijos, Miguel Ángel y Joaquín  y que con Orlando tuvo dos niñas, Alejandra y Daniela, pero que prácticamente tenía otro hijo, quien es su nieto Alejandro, hijo de Joaquín y de quien ella es responsable. Mientras ella me contaba eso llego el famoso Alejandro quien en verdad me sorprendió un montón, ya que es un niño super extrovertido, apenas me vio me saludó muy amablemente y me contó que él estudia en la escuela El Carmen en Guasca, que tiene muchos amigos y que su prima Samantha, hija de Alejandra iba a entrar muy pronto allí y eso lo tenía muy emocionado. La tarde se pasó muy rápido y entre charla y charla nos acabamos el agua de panela, el pan y el queso. Nos dispusimos a descansar porque teníamos que madrugar al siguiente día.


Al cultivo…

 

4:30am y Orlando se estaba despertando para ir al cultivo de zanahoria. Les debo confesar que tenía mucho sueño y mucho frio pues la temperatura en Guasca es muy baja en la madrugada, pero agarre fuerzas y  me  levanté con mi amiga Alejandra. Nos dirigimos a la cocina y estaba Yolanda y Orlando esperándonos con una tasa de café, unas arepitas boyacenses calentadas en horno de leña y queso cuajada, nos dispusimos a desayunar y no les puedo negar que esas arepas estaban deliciosas. Apenas terminamos de desayunar tomamos rumbo hacia el cultivo que no quedaba muy lejos de allí, Orlando tomo su bicicleta que es su método de trasporte diario y nosotras nos fuimos caminado. Llegamos al cultivo y allí Orlando nos explicó un poco de cómo es el proceso de la siembra hasta la recolección.


(Foto del horno de leña de la cocina.)


 

Según Orlando lo primero que hay que tener en cuenta es la calidad de la tierra en donde se piensa sembrar la zanahoria, pues debe ser una tierra fértil y apta para la siembra, dependiendo de su humedad, de su pH y de la temperatura . El segundo paso es encontrar unas buenas semillas. Ya teniendo las cosas anteriormente mencionadas pasamos por una de las partes más difíciles y es la siembra, y digo difícil porque hay que encontrar la profundidad perfecta para sembrar la semilla, la cual es alrededor de 0,5 cm.


(Foto de Orlando)


 Una vez encontramos la profundad se procede a sembrar la semilla. Cuando ya tenemos la semilla sembrada lo que debemos hacer es abonar la tierra para que esta tenga los múltiples nutrientes y así las zanahorias puedan brotar “sanas y fuertes” ya lo demás depende de la persona a cargo, pues debe estar muy pendiente de que el cultivo no contraiga ninguna clase de plaga que lo pueda arruinar y esté regando el cultivo  constantemente.

 

 

La zanahoria se demora alrededor de 4 meses y medio y en esta ocasión que acompañamos a Orlando era hora de recogerla. La zanahoria es igual a un tubérculo, el “fruto” va dentro de la tierra y la “flor” sobresale, así que para recogerla es muy sencillo solo se debe jalar la “flor” y así sacar la zanahoria.  La zanahoria sale super sucia, llena de tierra; así que se debe lavar muy bien para la distribución. Cuando Orlando estaba lavando las zanahorias quede sorprendida, jamás había visto una zanahoria tan grande con un color tan vivo, pues las zanahorias del mercado al que voy no son tan “lindas”.


Salimos del cultivo con los bultos de zanahoria, esos los llevaban en un camión ya para hacer el proceso de distribución en Corabastos, el costo depende del precio del mercado, Orlando dice que algunas veces puede estar barato y otras puede subir el precio. Orlando, Alejandra y yo nos devolvimos muy cansados a la casa de Orlando, allí estaba su esposa Yolanda esperándolo con mucho amor y nos esperaban unas deliciosas onces, cuando finalizamos de tomarnos las onces nos dispusimos a empacar para irnos a Bogotá, no sin antes darle las gracias a Orlando y a Yolanda por su amabilidad, por su hospitalidad y por enseñarnos un poco más sobre el campo.

 

(Foto lavando la zanahoria.)


De esta salida de campo me lleve muchas cosas, empezando por valorar todo el proceso que los campesinos de nuestro país hacen para la producción de nuestros alimentos, pues en realidad les toca trabajar muy duro, con las condiciones climáticas que se presenten, preparando la tierra y sacándose cayos en sus manos a causa de la herramientas y madrugando todos los días para que nosotros obtengamos lo productos de la mejor calidad. También me sorprendió mucho la calidez y amabilidad de toda su familia, porque a pesar de no tener muchas cosas siempre compartieron lo poco con nosotras.

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